Mujer leyendo en la playa
Para pintar sus bañistas biomórficas Picasso se inspira en la escultura, Cezanne y sus veranos en Cannes.
Muy frecuente en el arte francés, el tema de las bañistas —o los bañistas— (baigneur —en masculino—, les baigneurs —plural—, baigneuse —en femenino—, les baigneuses, les grandes baigneuses…) es tratado desde siglos atrás como excusa para mostrar desnudos, eso sí, en conjunción con la naturaleza.
Uno de los artistas que más bañistas pintó fue Paul Cezanne, al que Picasso admiraba por encima de los demás como precursor de la pintura moderna.
Pues al igual que Cezanne, Picasso plantea aquí la temática ya clásica de la bañista como una herramienta para realizar un profundo estudio del color y las formas geométricas. Pablo las denominó «Bañistas biomórficas».
El artista simplifica las formas hasta intuirse casi la abstracción y va mucho más allá que su maestro en eso de la articulación de los volúmenes.
Como podemos apreciar por ese aspecto tan sólido que tiene el cuadro, la obra viene de una escultura de 1930 en la que se representa una anatomía flexible de curvas y rectas concentradas en una composición ovalada. Picasso es capaz de trasladar esta escultura al lienzo con evidente monumentalidad, y de hecho en esos años en torno a 1937 el artista pintó cuadros bastante escultóricos de bañistas en la playa.
En esa época la Guerra Civil española estaba en pleno apogeo y el artista estaba comprometido con la causa republicana (el Guernica estaba a caer), pero no dejó de pintar también cuadros optimistas y despreocupados basados en sus veranos en Cannes.