Los plataneros de Céret
Soutine se esconde para pintar al aire libre.
Soutine vivió en Céret (Pirineos Orientales) a principios de los años 20 y se dedicó al paisaje. Deambulaba por ahí, caballete en mano, absorbiendo los estímulos que le ofrecía el entorno.
Aquí pintó la Place de la Liberté, pero desde una extraña perspectiva, como oculto para que ningún transeúnte pudiera ver como trabajaba. Llama la atención sobre todo el sentido del ritmo, y esa expresiva composición, tan desequilibrada que parece que los plataneros van a caerse. Puro expresionismo, movimiento que abanderó el pintor en Francia.
Los árboles están tan llenos de vida (las diagonales ayudan mucho) que parecen del reino animal. Da la impresión de que si el ángulo hubiera sido pintado en la otra dirección, cuesta abajo, su equilibrio se habría alterado y se habrían derrumbado inevitablemente.
Es evidente la influencia de Van Gogh en el pintor. Pero también vemos las huellas de Cézanne, Rembrandt, y El Greco, todos pintores que este judío bielorruso había descubierto al llegar a París.
Chaïm vivió unos años en Montparnasse, casi muerto de hambre, pero consiguió hacerse un hueco en el mundo del arte y entrar dentro de la mítica Escuela de París junto a nombres como Picasso o su gran amigo Modigliani (que lo retrató en varias ocasiones).