Chaïm Soutine
Francia, 1893–1943
Un pintor de la mítica Escuela de París fue Chaïm Soutine, (en realidad Jaím Solomónovich Sutín o más bien Хаим Соломонович Сутин), pero lógicamente quedó algo eclipsado por sus compañeros. Sin embargo, nadie se puede comparar a la intensidad lírica de sus paisajes, mezclada con el trazo violento de sus formas y sus colores vívidos. También son típicas de este artista sus sanguinolientas naturalezas muertas.
Nacido en Bielorrusia, hijo de un sastre, con once hermanos, su infancia transcurrió en una comunidad judía ortodoxa que no veía con buenos ojos la carrera de artista (la realización de imágenes era pecaminosa), pero el joven siguió su destino y estudió Bellas Artes.
Al final se iría a París (a Montparnasse) viviendo en la indigencia. Ahí conoció a su colega Modigliani y poco a poco fue vendiendo algo de su obra en los años 20.
La Segunda Guerra Mundial fue un duro golpe para un pintor judío. Las tropas nazis ocuparon la ciudad y se tuvo que marchar viviendo con miedo continuo a la delación, que desembocaría en una úlcera que acabaría con su vida.
Expresionista hasta las cachas, nunca fue capaz de pintar si no tenía el modelo delante. Pintaba de forma frenética, febril, colocando colores en la tela como un poseso. Se sabe que recorría las carnicerías de París en busca de carnes que tuvieran la tonalidad y el aspecto que buscaba (en una ocasión se llevó un buey entero que se fue pudriendo poco a poco).