Madonna y niño
Jesús no quiere verdura para cenar.
Mantegna y sus caras…
La representación de la figura humana obsesionó al artista durante toda su carrera. Quería pintar gente clásica (bella y proporcionada), pero a la vez mostrando una gran expresividad. Además con posturas de lo más audaz, llegando en ocasiones a perspectivas realmente radicales para la pintura que se estaba haciendo en el siglo XV.
Por ello se inspiró en uno de sus artistas preferidos, que resulta que no era pintor sino escultor. Donatello sería una influencia básica para mostrar cuerpos y caras de proporciones perfectas. Una forma de pintar de gran plasticidad, como si de una escultura se tratase, donde muestra anatomías que a la vez son sólidas y expresivas… Y humanos. Hasta un Dios puede ser humano, más aún en su infancia.
Mantegna pintó varias obras con la temática de Virgen con Niño, siempre con fondos neutros. Escenas de naturalidad y ternura que muestran la relación entre una madre y su hijo, a veces con el niño durmiendo y otras como esta, donde María sostiene a su hijo, que tiene esa mueca en la cara. Quizás lo acaba de atrapar tras hacer una travesura, o ese día toca comer un plato que no era de su agrado.