
Madre e hijo
Un bebé real.
Gari Melchers pinta a una madre con su hijo, otra de sus representaciones naturalistas de la vida campesina de cuando estuvo en la Holanda rural, donde llegaría a fundar una colonia de arte con otros artistas estadounidenses.
Llama mucho la atención en la pintura de Melchers el realismo con el que retrata al bebé. Sabemos de sobra que a lo largo de la historia del arte los bebés fueron representados de mil maneras, y no siempre de la forma más correcta. Obviando las terroríficas representaciones medievales de los recién nacidos, o alguna simpática representación renacentista (u otra más chunga), los artistas a veces no fueron capaces de captar algo tan complejo como es un bebé. Ya no sólo por su extraña anatomía (los adultos tenemos menos huesos que los bebés!), sino por su todavía más extraña psicología.
Melchers por el contrario capta aquí perfectamente a un sonrojado, regordete y verosímil bebé. Y además con unas pinceladas rápidas y aparentemente descuidadas, como quien no quiere la cosa (eso se ve sobre thijos.odo en la manta para envolver al bebé) que le dan mogollón de frescura a la pintura.
Melchers supo transmitir eso tan difícil que es retratar a un infante. Quien tenga un bebé cerca apreciará el realismo de la pose del niño, con esas manos y esa mirada… ¡Es un bebé real! A lo mejor es porque Melchers y su esposa no tuvieron hijos y supo captar lo que no captan los padres, quizás cegados por el amor.