Mujer en la bañera
Vacío contemporáneo.
En 1963 Thiebaud deja atrás sus suculentos bodegones y comienza a explorar la figura humana, que no existía en su trabajo anterior.
Entre otros trabajos de temática cotidiana, pinta a esta señora dándose un ¿placentero? baño donde la luz, el color y la forma se dan la mano en un lienzo de una explícita horizontalidad. Ese blanco se extiende en una variación sutil de tonos contenidos en azules, verdes y amarillos que construyen de la nada la estructura de la bañera. Un blanco que podríamos decir que casi evoca el vacío de la existencia contemporánea, tan individual y solitaria.
Thiebaud se pone un poco mondrianesco y la abstracción geométrica convive así con la plena figuración en un ejercicio de austeridad en la que sólo sobresale la cabeza de esta mujer que mira al techo de manera un poco inexpresiva, pasiva casi vacía, como su entorno.
Si antes, Thiebaud llenaba sus lienzos de representaciones de objetos de consumo de masas, repetidos, muy coloridos y muy pastosos, ahora opta por darle una oportunidad pictórica al vacío, que puede llegar a ser muy complejo, ya que un lienzo en blanco podemos rellenarlo de lo que queramos, incluso de algún significado.
La figura es casi de tamaño natural y está rodeada de esa luz extraña. Es casi un sueño. A veces lo cotidiano tiene ese carácter surrealista.