Olga pensativa
Retrato de la primera mujer de Pablo.
«Soy Olga Khokhlova. Soporté al genio con cariño durante más de 12 años. Fui legalmente su primera esposa y, como a casi todas, me abandonó. Di a luz a su primer hijo, Pablo».
Este es el epitafio de la primera mujer de Picasso, con la que estaría casado hasta la muerte de esta. No por amor… Pablito no quería que Olga se llevara la mitad de su fortuna.
Olga Khokhlova era una bailarina rusa (ucraniana de hecho) que conoció a Picasso en París, cuando el pintor iba a decorar el escenario de uno de sus ballets.
Picasso de 36 años se fijó en ella. Picasso, el macho alfa. El que había roto el corazón de cientos de mujeres. El enano enorme. El comunista millonario. El de las orgías en Montmartre. El amante de los toros. El depredador… Olga se resistió un poco al principio. Era una aristócrata de exquisitos modales.
Pero Picasso, ciego de lujuria, estuvo dispuesto incluso a casarse con ella. Entre volver a una Rusia totalmente cambiada y hostil hacia aristócratas como ella, o quedarse con el artista, Olga eligió lo segundo. Y a lo mejor eligió mal.
En 1918 Pablo y Olga contrajeron matrimonio (por el rito ortodoxo ruso). Y casados estuvieron unos años viviendo como verdaderos aristócratas, con joyas y cenas de gala, con chófer y sirvientes con cofia. Al tercer año nació su hijo Paulo.
Picasso, el rebelde, el experimentador, se había vuelto un artista neoclásico. Después de todo a Olga le horrorizaba el cubismo. Así en esa época Picasso pintó cuadros de Olga y de su hijo con este estilo que veis en la imagen, redondita, sin aristas ni geometrías.
Pero Picasso, el adúltero, el Don Juan, siguió cazando. Al principio con discreción. Luego, sin esconderse ya de Olga, la castradora, la mujer celosa.
¡Cuántas noches se quedaría así pensativa Olga cuando su marido se iba de juerga! ¡Cuánto dolor disfrazado de amor…! En la imagen vemos como Picasso era todavía de lo más clásico. No tardaría en pintar a su mujer a base de horrendos cubos, con cuerpo de caballo, con joroba, con monstruosidades…
Una noche la joven Marie-Thérèse Walter llamó a su puerta con un bebé en brazos. Era igualito al artista. Olga exigió el divorcio. Pablo se lo negó. Comunista sí, pero no le iba a ceder la mitad de su fortuna y de sus cuadros. No lo iba a hacer nunca jamás.
Así, Pablo y Olga permanecieron casados hasta la muerte de ella. Khokhlova no pudo rehacer su vida. No pudo volver a casarse. Y tuvo que aguantar las acusaciones públicas de Pablo, los crueles comentarios de burla, los insultos: loca histérica, avariciosa, burguesa, oportunista… Cuando murió, sola, inválida, triste, fue enterrada en Cannes, muy cerca de donde vivía Picasso. Este ni se presentó al funeral.