Paisaje con vacas.
Corot dibuja rápidamente sus impresiones de un paisaje con vacas.
Un paisaje a tinta del «primer impresionista», Camille Corot, que salía al campo y se pasaba horas pintando no sólo lo que veía, sino las sensaciones atmosféricas, lumínicas e incluso personales. Un pintor au plein air que influiría notablemente en las generaciones inmediatamente posteriores con esa actitud.
Aquí vemos un estudio de un lugar cercano al Bosque de Fontainebleau, un paisaje rural (recordemos que Corot pertenecía a la barbuda Escuela de Barbizon) con sus árboles y sus prados, donde unas vacas pastan pacíficamente.
Las vacas, por cierto, eran unos animales muy estudiados por el artista, y dieron lugar a excelente dibujos como este:
Tengamos en cuenta que para la época, los esbozos no eran arte, sino una parte del proceso que era irrelevante.
Corot dejó bien claro con sus «paisajes inacabados» que quizás lo importante es la frescura y la transmisión de sensaciones, y no cuadros tan trabajados que parecían acartonados.
Dejemos que sea Baudelaire quien explique la cosa:
Existe una gran diferencia entre un cuadro hecho y un cuadro acabado… La mirada del público está tan acostumbrada a esas piezas brillantes, limpias e industriosamente bruñidas que a Corot siempre se le reprocha que no sabe pintar.
Y por esta actitud claramente anti-académica además del hecho de pintar al aire libre, rápidamente y sin una «temática seria» Corot inspiró los artistas posteriores a la Escuela de Barbizón, como Monet, Renoir, Pissarro y compañía.