Pueblos
Paisaje esencial.
Benjamín Palencia fue un gran viajero y apasionado de los paisajes nacionales. Aquí lo demuestra con su amada Altea en la provincia de Alicante. Es aquí, en esta serie de pueblos, donde se destaca como pintor vanguardista, prestando mucha atención a las formas puras y a lo constructivo.
Realiza una figuración poco detallada de un paisaje bastante cubista con claras referencias hacia varios de sus ídolos, como lo fueron Cézanne y Picasso. De hecho, este lienzo interpreta un paisaje en el cual filtra lo esencial: las siluetas de las casas, ventanas y ese aire mediterráneo que mezcla de manera genial con grises y azules, construyendo un espacio claro, aéreo y silencioso.
Juan Ramón Jiménez había escrito:
Está nuestro pintor hundido todo él, como un soleado mar hermoso, en la profunda virtud primera del artista.
La sensualidad (1923)
Palencia conoció a Lorca, Buñuel, Dalí y Alberti, para quien proyecto los decorados y figurines de su Pájara Pinta en 1926, con música de Oscar Esplá. Años estos en los que se dejó ver por Paris, con todo lo que ello significó para sus futuras obras y sus devaneos por el Fauvismo, así como por el Surrealismo.
Fue uno de los grandes pintores predilectos de la Generación del 27 y director artístico de La Barraca, Lorca y Palencia formaron un binomio super creativo. Tras la guerra civil, nuestro protagonista se vuelve más austero y sobrio, ciertamente el contexto histórico-social que se cierne sobre España no ayudó a la difusión de su obra de manera internacional, pero sí de manera endógena ya que su legado tiene vigencia en una numerosa toponimia urbana de muchos callejeros.