
Susana en el baño
Si no fuera tan bella, esta sería una escena casi pesadillesca.
El Art Nouveau y el simbolismo alemán tienen un nombre: Franz Von Stuck. Gentes tan dispares como Kandinsky o Hitler admiraron su obra, que no en pocas ocasiones representaba cuerpos desnudos.
Aquí Stuck pinta el famoso pasaje bíblico de Susana y los viejos, la perfecta y legítima excusa para mostrar al mismo tiempo carne, un momento dramático, arte religioso y un estudio de composición y anatomía. No en vano Stuck volvería unas cuantas veces más a este tema.
Según el Libro de Daniel, la casta Susana se estaba dando un tranquilo baño cuando dos viejos verdes fueron a proponerle cosas deshonestas. La chica rechazó a los babosos, y estos, como mezquina venganza, decidieron denunciarla por adulterio.
Todo el mundo, por supuesto, creyó a los viejos. Aunque justo cuando la iban a lapidar, el profeta Daniel descubrió el engaño y fueron los dos viejos los que acabaron apedreados.
Stuck se centra en el momento del baño, en concreto cuando Susana se tapa al ver a las dos amenazantes figuras aparecer al fondo.
La escena es muy sugerente: Un desnudo realista de Susana, a la que no vemos el rostro, un agua que refleja su cuerpo y da sensación de sensualidad e incluso lubricidad, y atrás una puerta que deja entrar una luz casi onírica, irreal, alucinógena. En ella, a contaluz, las siluetas de los dos viejos asquerosos acechando.
Si no fuera tan bella, esta sería una escena casi pesadillesca.