Cupido en el baile de disfraces
Cupido en el baile de disfraces observa a la próxima víctima de sus flechas.
Obra de la primera etapa de Stuck, mucho menos sombría y gore que otras obras posteriores del autor alemán. Después de todo, tenía 25 años y el mundo estaba a sus pies.
De hecho, esta obra es pura luminosidad y gracia, transmitiendo optimismo y buenas vibraciones.
El simbolismo era marca de la casa del autor, pero el cuadro ya anuncia el Art Nouveau que recorrerá toda Europa.
Cupido está enmascarado en un baile de disfraces y parece que en breve va a hacer de las suyas, provocando el enamoramiento de dos pobres diablos.
Nos observa con su flecha en la mano por si nosotros, espectadores, somos buenos candidatos para el amor.
El querubín, con sus cabellos rubios alborotados, tiene en la mano un abanico rojo que da el toque de cromatismo al cuadro.
El fondo blanco está pintado como una sucesión de tonos de blanco cuya textura nos puede recordar al informalismo.
El artista de Munich aprovecha para firmar en la esquina inferior derecha y poner el nombre de su ciudad, de la que estaba tan orgulloso (y que hoy alberga un museo en su nombre).