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Tejiendo
Escultura móvil en dos dimensiones.
Alexander Calder iba a ser ingeniero, pero abandonó una prometedora carrera para dedicarse a su pasión: el arte, aún a riesgo de morirse de hambre o tuberculosis en una pulgosa buhardilla de Montmartre.
En la ciudad de París Calder conoció a Miró en 1929. Ambos se llevaron muy bien y el escultor norteamericano copió una o dos cosas del pintor catalán en lo que se refiere a colores puros, formas simples y atmósferas sencillas. Miró lo invitó a abandonar la representación tradicional de las cosas y adoptar un lenguaje de abstracción surrealista. Más tarde quedaría aún más fascinado por esta sencillez llevada a lo radical de Mondrian.
20 años después, el escultor pintó este cuadro en el que une todos estos conceptos y juega con las formas circulares, que —como en una de sus esculturas— parecen moverse por su brillo, vibración y dinamismo.
Pero Calder no quiere ser del todo abstracto y en el título hace referencia a la práctica de tejer, mostrando una bola de lana y dos agujas de tejer (al parecer, el título fue a posteriori). Una mezcla de figuración y abstracción ya que aún así, llena la composición de formas simples y colores primarios. Son elementos geométricos que flotan en el lienzo como una de sus famosas esculturas móviles (bautizados así por Marcel Duchamp).