Verdun
Vallotton fue capaz de sacar belleza de esa carnicería.
¿Cómo sacar belleza de un baño de sangre y lodo…? ¿Cómo sacarla de unas tierras devastadas por las bombas, sembradas con los cadáveres de los jóvenes europeos…? ¿Cómo sacarla de nubes de gas venenoso…?
La respuesta es un artista. Un artista es el encargado de sacar la belleza de las cosas, aunque sean tan horribles como la batalla más sangrienta de toda la Primera Guerra Mundial (1914–1918). Mejor si es uno de la talla de Felix Vallotton.
En Verdun la artillería alemana intentó «desangrar» a la infantería francesa a base de continuos bombardeos. Al final Francia resistió, pero el coste fue excesivo: casi un millón de muertos en 303 días.
Vallotton representa esta parte del conflicto con recursos cubistas. El artista pinta las «fuerzas» en vez de las consecuencias de la batalla, que era lo habitual. Pinta la misma batalla en desarrollo, un paisaje de guerra donde las fuerzas opuestas se enfrentan.
Con este espacio estructurado geométricamente, casi abstracto si no fuera por algunos árboles ardiendo o algunas líneas representando la lluvia, la composición está organizada alrededor de rayos de luces de colores que se cruzan.
Eso sí… No se ve un humano en todo el lienzo. La humanidad había desaparecido en esos meses.