Felix Vallotton
Suíza, 1865–1925
Miembro de los Nabis, Félix Vallotton enlazó las aportaciones post-impresionistas con las vanguardias del siglo XX. Como el resto del grupo, valoraba el color por encima de la forma y lo liberaba de gradaciones, sombras y demás grilletes pictóricos.
Inició sus estudios en París, donde se memorizó el Louvre. Empezó a pintar retratos, pero pronto experimentó con todo tipo de géneros, destacando sus coloridos paisajes. También empezó a usar el grabado, sobre todo sus xilografías para revistas anarquistas, con las que tendría bastante éxito. Con estas estampas podría al menos subsistir en el París bohemio de finales de siglo, pero en un golpe de suerte conocería a su esposa, una viuda rica portuguesa que le proporcionó la comodidad económica que todo artista necesita para poder dedicarse en exclusiva a sus creaciones.
El arte de Vallotton.
El artista también cultivó el terreno literario: escribió abundante crítica, alguna obra de teatro y tres novelas.
Amante del arte de Gauguin, abrazó rápidamente el simbolismo, pero llevándolo a un estilo personal cada vez más perfilado. Su xilografía también fue evolucionando hasta convertirse en una de las técnicas más apreciadas de su arte. Era considerado un maestro y los expresionistas caerían rendidos ante su evidente habilidad técnica y expresiva.
Pese a ser uno de los genios del grabado, fue un pintor de lo más prolífico. Se cuentan unas 1700 pinturas firmadas por Vallotton, que van del retrato al paisaje, pasando por desnudos, marinas, escenas costumbristas (sobre todo burguesas), naturalezas muertas, e incluso cuadros de fuerte contenido social (manifestaciones, la guerra…)
La crítica fue despiadada con su pintura. Le recriminan que abandonara sus fabulosos grabados y cargan contra su producción pictórica: los peores desnudos de su época, paisajes impecables pero inertes («no se siente ni el viento»), escenas de interior «pintadas por un policía»… Durante años, los talleres parisinos avisaban a los estudiantes acerca de la llamada Ley Vallotton, según la cual cuanta menos ropa se les pone a las figuras de un cuadro, peor quedan.
Pero sus colegas supieron apreciar su arte: Klimt, Rousseau, o Edward Hopper vieron en Vallotton un maestro a seguir.