Anselm Kiefer
Alemania, 1945
Este graaaan artista nace en Alemania en marzo de 1945 por lo que su obra se cuece a fuego lento en las brasas dejadas por una guerra que termina pero no acaba.
Se forma como abogado pero decide que eso no es lo suyo. Lo suyo es tocar conciencias, a la par que pelotas, y decide dedicarse a esto del Arte, en concreto, inicialmente, a la fotografía, para pasar, después, a la pintura. Como Dios los cría y ellos se juntan, estudia con el graaaan Joseph Beuys, otro tocapelotas profesional.
Tengamos en cuenta que en sus años de su juventud, incluso hoy en día, en Alemania, NO se habla de la Guerra, es una vergüenza para ellos pero Kiefer no dejará de hacerlo nunca, ya sea de forma sutil o en grandes bofetadas.
Empieza con mano dura: su proyecto de fin de carrera se tituló Besetzungen (Ocupaciones), una serie fotográfica en la que parodiaba el saludo hitleriano vistiendo el uniforme militar de su padre en distintos puntos de Francia, Suiza e Italia.
La obra de Anselm Kiefer habla de historia, ruinas, leyendas mitológicas, religión, de luto… Kiefer habla de ese concepto difícilmente traducible del Heimat que define a la patria para los alemanes, su lengua y cultura y que quedó lleno de mierda, por el nacionalismo y el totalitarismo.
Su obra se encuadra dentro del neoexpresionismo alemán iniciado por su gran amigo George Baselitz y que engloba a artistas de la relevancia de Julian Schnabel o Jörg Immendorff. Buscaban, después de haber girado, tras la guerra, hacia la abstracción nortemaericana y otras corrientes europeas, una recuperación de lo propio y una especie de homenaje a los expresionistas alemanes, a los que Hitler había llamado degenerados
Sus cuadros, generalmente de gran formato, se generan a partir de distintas capas. Crea una, la borra, aunque no del todo, y sigue trabajando en una nueva capa, a modo de palimpsesto, como el propio artista afirma. Esta es su forma de decirnos que lo transmitido nunca nos llega en su forma auténtica, sino después de pasar por las manos de diversos intermediarios que han alterado el original. Le interesa lo que casi se ha olvidado.
Tal y como escribiera su muy admirado escritor Jean Genet: No hay para la belleza más origen que la herida.