Margarita
La obra pone los pelos de punta, sean rubios o morenos.
Si os toca la lotería o tenéis algún dinerillo ahorrado no dejéis de daros una vuelta por el MoMA de San Francisco. La visita merecerá la pena sólo por ver las obras que exhibe actualmente del alemán Anselm Kiefer, especialmente esta, Margarethe.
Margarethe es una obra de gran formato, en su línea, impactante. En ella, Kiefer trasforma en cuadro el poema «La fuga de la muerte» del escritor judio rumano, superviviente de un campo de concentración, Paul Celan. En su texto aparecen Margarethe —alemana, rubia, aria— y Sulamita, también alemana, pero de cabello oscuro y belleza judía.
Kiefer recurre a la paja, dorada o quemada, para representar a estos dos personajes de greñas entrelazadas al igual que sus destinos en un paisaje que no es paisaje sino un aviso de que todos podemos llegar a ser víctimas de la barbarie, dejando claro que el brutal exterminio de los judíos estará siempre unido a la caída y vergüenza del pueblo alemán.
Kiefer escribe el nombre de Margarethe en el lienzo e incluye áreas enredadas de pintura negra a lo largo de la parte inferior dando presencia a Sulamita y, en general, a los montones de cabello oscuro que en Auschwitz fueron quemados en los hornos.
Amante de la literatura y fuente inagotable de la obra de Kiefer, el artista escogió los nombres de Margarethe en referencia a la protagonista del Fausto de Goethe y de Sulamita, la bella mujer morena que inspira los versos del Cantar de los cantares de Salomón.
Sin duda, la obra pone los pelos de punta, sean rubios o morenos.