Perfil continuo. Busto de Mussolini
Democracia, me gustas porque estás como ausente.
Mussolini, Il Duce, fue el fundador del Partido Fascista Italiano. Se convirtió en Primer Ministro de Italia en 1922 y su dictador desde 1925 hasta su fusilamiento en 1945.
En 1925 era el año XI de la nueva era, que data de la marcha de Mussolini sobre Roma en 1922, y así lo inscribe en este busto el futurista Bertelli, que lógicamente sentía simpatía por el dictador. Recordemos que el futurismo primigenio nació mucho antes del fascismo, pero coincidían en discursos filosóficos y estéticos de vanguardia (guerra, violencia, ruido, velocidad), con contradicciones como ser revolucionarios y reaccionarios al mismo tiempo. Muy moderno para la época.
Después habría discrepancias al ver la cantidad de matones y sinvergüenzas que aglutinaba el movimiento, pero surgiría una 2ª ola futurista que se convertiría de alguna manera en el arte oficial del fascismo.
Bertelli se convertiría en una especie de artista oficial del fascio y creó este revolucionario busto de su jefe, que tiene la peculiaridad de representar el perfil de Mussolini lo mires desde donde lo mires. Esto, escultóricamente y dejando de lado su repugnante ideología, fue un extraordinario hallazgo. Puedes girar como un loco alrededor del busto (o hacerlo girar a él), y pase lo que pase ahí tendrás siempre, imperturbable, sólida, eterna, la imagen icónica del líder.
La escultura remite directamente a Roma, el ideal fascista, en concreto a la tradicional representación del dios romano Jano, que tenía dos caras para mirar al pasado y al futuro. Mussolini aquí es capaz de mirar en todas direcciones. Y Bertelli la presenta además como una poderosa y futurista pieza de ajedrez capaz de aniquilar a cualquier ejército.
También el busto evoca la máquina, la velocidad, la potencia, muy en consonancia con la auto-publicidad de Mussolini de la época que lo presentó en el papel de pionero tecnológico y cultural.
Podremos horrorizarnos con sus ideas, pero hay que reconocer que los viejos fascistas cuidaban su imagen. Los de antes, claro. Ahora los fascistas se presentan exactamente como lo que son: unos gañanes.