Christopher Nevinson
Reino Unido, 1889–1946
Christopher Richard Wynne Nevinson, fue un artista británico de vanguardia, uno de los representantes destacados del llamado vorticismo, corriente surgida del cubo-futurismo y quizás la única vanguardia británica que tuvo cierta relevancia.
Nevinson nació a finales del XIX y se crió a principios del XX, algo que para un artista era como marcar su destino. Además muy joven estudió en París, donde llegaría a compartir taller con nada menos que Amedeo Modigliani. Fue ahí cuando entró en contacto con los cubistas y sobre todo con los futuristas italianos, unos gamberros que cambiarían su vida.
Se sumó al vorticismo, bautizado por el poeta Ezra Pound que había anunciado: El vórtice es el punto de máxima energía. Se trataba de revigorizar el arte británico, inventar una vanguardia propia. Para ello había que mostrar la vida moderna (y mejor si era industrial o mecánica), con mucho movimiento, muchos ángulos y vertices, casi un arte hostil.
Pero con la Primera Guerra Mundial se acabó el vorticismo. Nevinson sirvió en esa carnicería como sanitario, y se quedó traumatizado con las imágenes que vio en las trincheras. Aunque fue muy buena inspiración para el arte, ya no daban ganas de pintar con la ingenuidad y frescura de un moderno. Su cuadros sobre la contienda sobrecogen por su oscuridad y crudeza. Huelen a barro y ratas, a cadáveres pudriéndose en las trincheras, a amputaciones en la noche.
Nevinson siguió usando la mecánica y los efectos luminosos marcianos, pero su obra se volvió más convencional.