David Alfaro Siqueiros
México, 1896–1974
David Alfaro Siqueiros fue uno de «los tres grandes del muralismo mexicano» junto a Diego Rivera y José Clemente Orozco. Siqueiros optó por un Expresionismo neorrepresentativo o neoicónico y lo cargó de mensaje político y social. Su arte era esquemático, y a la vez muy colorido y dinámico.
De joven Siqueiros ya era todo un contestatario, lo que le valió algún que otro azote y pelea. Era marxista perdido. Pero le gustaba sobre todo la pintura, así que se metió en Bellas Artes. También fue militar en ese convulso México de principios del XX con gentes como Zapata, Pancho Villa, Porfirio Díaz, Carranza… Entre arte y política transitaba Siqueiros, y a menudo una cosa alimentaba a la otra y viceversa.
En 1919 se va a Europa y en París conoce esa cosa llamada Cubismo, que le vuela la cabeza. Incorpora cosas de esta y otras vanguardias a su arte, que es claramente un Realismo social por y para los proletarios de México, huyendo de esa condescendencia paternalista del Primitivismo de la época, donde los clichés de «lo exótico» y «lo salvaje» rozaban lo ofensivo para un mexicano orgulloso de su sangre mestiza.
A principios de los años 20 vuelve a su país y empieza a trabajar de muralista. Los murales eran la herramienta perfecta para educar a las masas con un arte público y revolucionario y el secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, contrató a «los tres grandes» para promocionar ese nuevo México moderno.
En los años 30 viaja a los Estados Unidos y le da clases a algunos estudiantes estadounidenses (Pollock, por ejemplo, andaba por ahí). Viaja también por el resto de América, para extender sus ideales comunistas por medio del arte.