Muerte y funerales de Caín
Piel de gallina.
El Coronelazo (así llamaban a Siqueiros, militar y artista) era ante todo un muralista. Para él, el mural era la herramienta perfecta para educar a las masas, entre otras cosas, de los peligros del fascismo en todas sus manifestaciones. Pero, como pintor, también hizo algún que otro cuadro de caballete propio de la burguesía con la excusa de ser estudios para murales en proceso
y proyectos de secciones de murales.
Muerte y funerales de Caín es una de estas obras y muestra a un pollo desplumado e inerte sobre una montaña, rodeado de masas de personas. Una mezcla de bodegón y paisaje que no podemos más que calificar como surrealista. Una escena onírica, en la que casi presenta una visión apocalíptica de Latinoamérica, y que —pese a su dificultad temática— casi podemos interpretar desde un punto de vista político, como es natural en este artista.
Las masas que se fragmentan en grupos alrededor del pollo forman distintos grupos con distintas actitudes y formas: algunos portan banderas rojas, otros alzan sus brazos como plañideras… unos van a la cabeza (o quizás van a despeñarse por el acantilado), otros se dirigen al culo… Todos ven la muerte del ave a su manera, quizás inconscientes de que están viendo al mismo cadáver colosal en postura inerte y en vías de descomposición. Es fácil ver aquí al Frente Judaico Popular a un lado y al Frente Popular de Judea al otro.
¿Y porqué Siqueiros tituló así esta obra? En la Biblia, Dios sentenció a Caín después de haber asesinado a Abel a vagar por el mundo sin descanso con un estigma por el resto de su vida. Caín fundó entonces la ciudad Nod, «al este del Edén» ¿Podemos entonces interpretar este cuadro como la Tierra de Nod y a estas gentes como sus habitantes, fugitivos a los ojos de Dios?
Podemos, supongo. Cada cual que saque sus conclusiones.