José Clemente Orozco
México, 1883–1949
El Muralismo Mexicano contó con un importantísimo activo: José Clemente Ángel Orozco Flores, que unió vanguardia y tradición en un atractivo estilo fundado en un realismo de carácter expresionista, que destaca sobre todo por su característico dinamismo violento y sus temáticas siempre comprometidas.
José quedó fascinado por el arte de muy joven, cuando quedaba hipnotizado mientras veía trabajar en una imprenta cerca de su casa. No tardaría en apuntarse en la Academia de Bellas Artes de San Carlos a tomar clases nocturnas de dibujo.
Comenzó su carrera relacionando arte y agricultura: Orozco realizó en sus años de adolescencia mapas topográficos.
Sus primeros trabajos fueron litografías de la vida indígena, pero rápidamente se fue interesando por la pintura mural, para él el arte más puro e ideal para que el pueblo lo vea y lo confronte.
Poco a poco fue logrando un extraordinario dominio de su técnica en la que fue adquiriendo una genial simplicidad de línea y color, y realizó murales que trascendieron las fronteras mexicanas. Orozco trabajó y vivió un tiempo en los Estados Unidos, y llegó a adquirir la fama de los otros grandes muralistas mexicanos: Diego Rivera y a David Alfaro Siqueiros.
Grandes temas, grandes formatos y obras públicas enormes, para el disfrute del pueblo. Orozco fue uno de los más grandes artistas mexicanos del siglo XX.