Domenico Ghirlandaio
Italia, 1448–1494
Domenico Ghirlandaio fue un pintor del Quattrocento. Su padre era orfebre, y como era tradición en la época, siguió sus pasos, aprendiendo en su taller. Sin embargo, no tardó mucho tiempo en darse cuenta que no era lo suyo. Se le daba bien, pero no acababa de disfrutarlo. A él lo que de verdad le atraía era el dibujo, la pintura. Los ratos libres o de menos trabajo en el taller se dedicaba a retratar a los clientes.
Su verdadero nombre era Domenico di Tommaso, pero según nos relata Vasari en sus Vidas, Domenico fue el primero en idear y realizar los primeros adornos para las cabezas de las florentinas, llamados ghirlande en italiano. A partir de ese momento le pusieron el apodo Ghirlandaio.
Formó parte de lo que conocemos como la tercera etapa, generación o maniera del Renacimiento, coincidiendo con grandes artistas como Botticelli.
Poseía un taller bien equipado en el que acogió a varios jóvenes para formarlos en el arte de la pintura. Su alumno más célebre fue sin duda Miguel Ángel, que entró en el taller de Ghirlandaio con tan sólo 13 años.
Aproximadamente en el año 1480, Domenico se convirtió en el retratista oficial de las familias florentinas con mayor posición (y en este categoría incluimos, por descontado, a los Médici). Saltaba a la vista que el retrato era su género predilecto, tenía una técnica muy precisa que todos admiraban.
Podemos encontrar algunos de sus frescos más populares en la Basílica de Santa María Novella, en Florencia.