Sebastián de Almonacid
España, 1460–1526
Crecer en el momento y lugar adecuado, entre el siglo XV y XVI en Torrijos, fue el sino del escultor Sebastián de Almonacid (también conocido como Sebastián de Toledo).
Aquellos fueron momentos de bonanza económica en la Corona de Castilla, que la trinidad conformada por la Iglesia, la monarquía y la nobleza aprovecharán artísticamente y en connivencia, para mostrarse ante la sociedad del momento como sus regidores naturales y necesarios.
Causalmente, en este entorno tan favorable se afincaron en Toledo artistas norte europeos como el bruselense Egas Cueman (introductor de la escultura flamenca en España) y también Juan Guas, de ascendencia bretona, con quien es posible que trabajara Sebastián como ayudante. Estos artistas (entre otros) vinculados entre sí y con esta ciudad, formaron el Grupo de Torrijos; maestros que evolucionaron el arte de la talla desde la decadencia gótica dando el salto definitivo al Renacimiento.
La nobleza castellana —especialmente la toledana y burgalesa— debe a Sebastián algunas de sus más importantes sepulcros, capillas y retablos: queda claro que por aquello de la eternidad la tipología fúnebre fue una de las más destacadas del periodo. Su estilo, al igual que el de sus maestros, se caracterizó por hibridar las tendencias hispánicas con el tan típico realismo expresivo nórdico en los rostros y en la teatralidad de los gestos, todo ello con una delicada factura técnica.