Federico de Madrazo
España, 1815–1894
Si hay que escoger un pintor del Romanticismo español especializado en el género del retrato, ese es Federico de Madrazo y Kuntz.
Hijo del neoclásico José de Madrazo, y de Isabel Kuntz, hija también de pintor, es evidente que el joven Federico llevaba el pigmento en su sangre.
Nacido en Roma, Madrazo se crió en Madrid, y es evidente que tenía una plaza reservada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde llevaría a cabo su formación como retratista. Entró, por cierto, con sólo 16 años.
Después se fue a París, a estudiar pintura nada menos que con Ingres, que era colega de su padre. De Ingres empezaría a absorber ese nuevo estilo que se estaba gestando en Francia, el Romanticismo, que como todos sabemos había nacido (en parte) en España, de la mano— como no— de Goya. Finalmente se fue a Roma de nuevo y acabó en España, donde empezaría a pintar retratos.
Pintor de cámara de la reina Isabel II, director del Museo del Prado, director en la Academia, profesor (Jean-Léon Gérôme sería su alumno)… Madrazo estaba en lo más alto de la época en España. Normal que los nobles españoles quisieran ver sus caretos pintados por Federico.