Francesco Barzaghi
Italia, 1839–1892
El escultor milanés Francesco Barzaghi es conocido por su elegancia, pero también por su audacia. Un virtuoso del mármol, la piedra y el bronce que abrazó el realismo sin renunciar a lo romántico o lo neoclásico. En realidad el suyo era un arte académico, pero no por ello no deja de sorprender.
Estudia en la escuela de escultura de Brera y ahí tuvo ya sus éxitos con escenas mitológicas y religiosas que encantaron a la Academia de Brera. Desde entonces no paró de esculpir y llevarse premios. Su reputación internacional empezó a crecer de manera meteórica.
Estuvo presente en las exposiciones internacionales de la época, un escaparate inigualable, y la gente adoraba su arte.
Tuvo gran éxito por ejemplo en París, donde el joven escultor fue muy aplaudido. Sin embargo su carrera se centró en Italia, donde trató con el mismo éxito la escultura de género, retratos y monumentos de personajes famosos de la Italia de esos años como Verdi, Garibaldi o Hayez.
Francesco Barzaghi perteneció al movimiento Scapigliatura de Milán, unos jóvenes poetas, músicos y artistas que se rebelaron contra la cultura tradicional y el buen sentido burgués. Odiaban el romanticismo italiano (para ellos era lánguido y frívolo), y también el provincialismo del Risorgimento. La única opción era el realismo, pero con un prisma muy subjetivo.
Es por ello que, según las mires, sus esculturas pueden parecer clásicas o no. Dependiendo del día, el contexto o la persona, parecen realistas o románticas. Depende de nosotros, los espectadores, supongo.
Al parecer sufrió una grave neurastenia aguda, dolencia que irá apagando su vida mientras esculpe y da clases de escultura en Brera.