Francesco Queirolo
Italia, 1704–1762
Francesco Queirolo fue un escultor genovés del siglo XVIII, famoso por sus obras napolitanas «imposibles de realizar», grandes bloques de mármol tallados con tanta delicadeza y cuidado que un cincelazo en falso podrían mandar al carallo todo el trabajo.
Queirolo empezó su carrera en su Génova natal pero muy joven se instala en Roma bajo la protección del cardenal Spinola.
Su talento es conocido muy pronto en toda la ciudad y le llegan premios, encargos y aplausos. Fortuna y gloria, muchacho… fortuna y gloria.
Una de las influencias que más marcó su arte fue la de Antonio Corradini. Queirolo admiraba la enorme destreza del maestro y no dudó, de forma muy ambiciosa, en superar sus hazañas, de modo que se fue a Nápoles y ahí se hizo un alquimista del mármol, capaz no tanto de dar vida a sus figuras, pero sí de conseguir crear filigranas tan finas y exquisitas a partir de duros bloques de piedra, que todavía hoy nos preguntamos cómo es posible que lo consiguiera.
Por desgracia no sabemos mucho de este artista. Sí de cualquier futbolista subnormal o aspirante a famoso, pero no de Queirolo. Asumimos que la vida de gente así no debe ser muy interesante. Su obra, sin embargo, deja con la boca abierta a una Gorjuss.