François Boucher
Francia, 1703–1770
François Boucher fue el maestro del estilo galante, propio del rococó francés.
Sus temas mitológicos, sus cuadros pastoriles y sus desnudos muestran esa época de esplendor y decadencia en Francia, que se traduce en un arte libertino y hedonista, cuyo único objetivo es sacar partido de los sentidos.
Aprendiz de artistas desde muy joven, con 20 años ganó el prestigioso Premio de Roma, un viaje de estudios en Italia, en el que evidentemente absorbería ese nuevo arte que se estaba haciendo, un arte mucho más barroco que el barroco.
Tras su regreso a Francia, con 30 años es admitido en la Real Academia de Pintura y Escultura, institución de la que llegaría a ser rector con el tiempo. Sus amistades con la aristocracia (y sus juegos de tronos en la corte) hicieron que al final se hiciera con el puesto de pintor del rey.
Esta vida que parece sacada de Barry Lyndon se traduce en un arte inspirado en Watteau y Rubens, sus dos artistas más admirados. Del primero tomó la temática. Del segundo la energía, aunque no la valentía. Boucher siempre buscó la comodidad de la aceptación de los aristócratas. Muchos de sus cuadros eran de pequeño formato, para estancias privadas, no para grandes salones oficiales.
La naturaleza, la inocencia, una pizca de erotismo… La pícara nobleza de la época cayó rendida ante esa superficialidad y la mismísima marquesa de Pompadour, sinónimo de arte rococó, fue una de sus mayores admiradoras y mecenas.
¿Que sería del rococó sin un tipo como Boucher? Fijaos en el retrato de arriba y decidme si el artista no es puro rococó…