La odalisca
Una odalisca era una esclava del Imperio otomano. Aprendiz o asistente de las concubinas y esposas del sultán, formaba parte de la institución del harem imperial.
El picarón Boucher no perdía una para mostrar un poco de carne. Después titulaba el cuadro como “Diana”, “Venus” o una “Odalisca” y ya se justificaba el desnudo.
Lo cierto es que esta Odalisca de Boucher se pasa de la raya a la hora de mostrar los encantos femeninos. El artista exhibe un culo sin ningún tipo de pudor y sin necesidad siquiera de artificios narrativos, con esas típicas carnes nacaradas rococó, estilo que arrasaba en la libertina Francia pre-revolucionaria.
La Odalisca de Boucher mira coqueta hacia su amante (quizás hacia el artista, o quizás hacia nosotros…) pero, compositivamente, todo converge en el culo en pompa de la dama. Boucher, que sabía de su trabajo, manejó el color magistralmente, creando una diagonal cromática que, una vez más, pasa por las posaderas de la odalisca, que -insistimos- parecen ser las verdaderas protagonistas del lienzo.
Se cree que la modelo era Luise O’Murphy, una joven de origen irlandés, famosa ya por las “Memorias” de Casanova y que llegó a ser la amante del rey Luis XV de Francia durante dos años. Incluso tuvo una hija ilegítima con él, pero cometió el error de intentar destronar a la favorita oficial, Madame de Pompadour (protectora de Boucher, por cierto) que se libró de ella en cuanto pudo, al más puro estilo “Juego de Tronos”.