Jaume Plensa
España, 1955
De pequeño Jaume Plensa se escondía dentro del piano de pared de su padre mientras tocaba, también le transmitió el amor por los libros, ambas experiencias las convertirá en escultura, como todo lo que hace.
Plensa nace en Barcelona en 1955 y se forma en la Escuela Llotja y en la Escuela Superior de Bellas Artes de Barcelona. Reside en París, Berlín, Bruselas o Nueva York convirtiéndose en uno de los artistas españoles más internacionales. Sus obras se exponen en museos y ocupan espacios públicos de medio mundo, desde Toronto a Shangai.
Utiliza materiales muy diversos: piedra, vidrio, resina, madera y algunos más insólitos como nieve, luz, sonido y agua. Sus obras a menudo son monumentales esculturas con rotundos volúmenes, como sus gigantescas cabezas, o espacios arquitectónicos, escenografías teatrales para las operas de La Fura dels Baus o series de dibujos.
Toda esta variedad de materiales, técnicas y disciplinas hablan de lo mismo y remiten siempre a la escultura. Comparten la misma alma, la del artista que busca la belleza sin complejos de modernidad. Y es una belleza serena y plácida, sus obras tienen algo de universalidad, de aquello que no ha de ser explicado, que no tiene fronteras y trasciende a su tiempo.