Julia
12 metros de blancura no racial para que la ciudad descanse.
El tiempo se detiene ante Julia, contradice a la ciudad contemporánea y la calma. Dice Plensa que está dirigida al corazón de nuestro ser, es un espejo poético y virtual en el que cada uno de nosotros pueda verse reflejado.
Nos invita a la contemplación, a reposar la mirada en su mirada de profunda introspección, en sus párpados que parecen sellar la serenidad que la ciudad no quiere, que el hombre moderno no tiene.
Por fin Jaume Plensa, después de llevar años exponiendo sus monumentales obras, algunas de ellas cabezas como Julia, por todo el mundo (Noruega, Japón, Suecia, Nueva York, Brasil o Shanghai son sólo algunas de las ubicaciones), por fin llega a los espacios públicos de nuestro país. Parece que este es el año de Plensa en España, Madrid y Barcelona acogen exposiciones del artista.
Julia es de resina y polvo de mármol, mide 12 metros y su color es blanco, no es un blanco racial, es un blanco puro y aún así es muy humana, es su expresión de ternura la que hace un llamamiento a lo humano y a la humanidad.
Emplazada en el lugar donde inicialmente estuvo la estatua de Colón, la cual dió más vueltas que el propio genovés por el mundo, Julia estará un año entero (hasta diciembre del 2020), para que los transeúntes paren la máquina de lo cotidiano y la contemplen un momento. Ahora la ciudad descansa en ella.