Jardín del Tarot
Una invitación a iniciar un camino espiritual.
En 1978 Niki de Saint Phalle comenzó a erigir este increíble parque escultórico que ella consideraba su «gran misión». Se abrió al público en 1998 pero la artista franco-estadounidense continuó trabajando en él hasta su fallecimiento en 2002, dejando claras indicaciones para que fuese completado tras su muerte. La inspiración tuvo su origen en lugares como el Parque de los Monstruos de Bomarzo (Italia), el Palacio Ideal del Cartero Cheval en Hauterives (Francia) y especialmente el Parc Güell de Antoni Gaudí, que le hizo sentir escalofríos, relámpagos y una gran inspiración cuando lo visitó en 1955.
Ubicado en plena Toscana, el Jardín del Tarot está formado por 22 esculturas que van desde los 4 hasta los 15 metros de alto y que representan los arcanos mayores del tarot. Saint Phalle recurrió a numerosos artesanos locales y empleó infinidad de materiales como el espejo, el metal o el cristal de Murano, y técnicas como el trencadís, consiguiendo un efecto armónico de las coloridas obras perfectamente integradas en el espacio natural. La mayoría de esculturas fueron modeladas in situ, mientras que la artista creó otras aplicaciones y pequeños objetos en su taller de París.
Algunas de las figuras son réplicas fieles de las cartas del tarot original de Marsella, pero otras fueron totalmente reinterpretadas por Niki de Saint Phalle, lo que nos acerca a su concepción espiritual de la vida. Por ejemplo, el Mago −la primera carta del tarot− representaba para ella el comienzo, la renovación de la vida y los buenos augurios que proyectaba para el inicio de su carrera artística.
La Emperatriz, la tercera carta, simboliza el poder de la feminidad y algunas cualidades asociadas a ella como la fertilidad, el nacimiento y la creación. Esta figura tenía mucha importancia para la artista pues la consideraba protectora, maternal y divina, y de hecho llegó a vivir en el interior de ella.
Por otra parte, la escultura del Diablo −carta asociada tradicionalmente a los deseos materiales y los vicios del ser humano− asustaba mucho a Saint Phalle por lo que tardó mucho en terminarla.
El esoterismo, la simbología y la entrega a la creación radical fueron aspectos clave que marcaron la carrera artística y la vida personal de Niki de Saint Phalle. En su Jardín del Tarot, una de sus obras cumbre, la artista logra plasmar y transmitir la conexión entre todas estas preocupaciones, brindando a los/as visitantes la oportunidad de iniciar su propio camino espiritual o filosófico con el arte como guía.