Building Bridges
De la mano de Lorenzo Quinn.
En el distrito de Castello de la ciudad de Venecia se alzan doce gigantescos brazos sobre uno de sus icónicos canales. Firmes brazos vigilantes del pasado, del presente y de la incertidumbre del futuro. La obra Building Bridges del escultor Lorenzo Quinn surgió, al igual que un personaje de una historia mágica, en la edición de La Biennale di Venezia para potenciar, aún mas, la belleza del lugar. Todo el esplendor del renacimiento veneciano conjuga a la perfección con la blancura, pureza y ternura de la obra de Quinn. Building Bridges pretende contrarrestar el aparente standby de las emociones que hoy en día sufren los humanos porque parece que demostrarlas nos hace ser vulnerables ante el mundo. La magnifica escultura es una conexión cósmica y espiritual que encontramos en el canal de la ciudad.
Desde tiempos remotos, la humanidad ha necesitado puentes para contrarrestar las distancias que ocasionan los conflictos. Los puentes nos unen, nos enamoran, nos hablan, guían nuestros pasos, abren caminos, nos reconfortan… Justamente, la obra Building Bridges reúne todos esos requisitos, además de celebrar homenaje a aquellos visitantes que lo contemplan. El puente de Lorenzo Quinn brinda una acogida mágica abrazándote de manera suave, pero poderosa. Esas manos tienen la facultad de adentrarte en un nuevo ecosistema en el que se respira espiritualidad y conciliación.
Building Bridges es una gigantesca obra escultórica y de ingeniería en la que 12 manos de brazos firmes, a modo de puente, sostienen seis valores que son mensajes universales. La unión de las simbólicas manos comunican con el espectador en un inmóvil baile de gestos. Al igual que hace Jaume Plensa con sus rostros, el artista Lorenzo Quinn dota de vida a estos magníficos brazos. En las arrugas de las palmas de las manos, en los tendones de las muñecas y en la posición de los dedos se visualizan las emociones como sombras chinescas, pero ¡a plena luz! Esencias que esculpen, que conectan de inmediato… Artista-obra crean una inyección de optimismo al espectador. Un trabajo cuerpo a cuerpo para que se revele la verdadera alma de la materia.
«Cada par de manos de la escultura celebra uno de los seis valores humanos universales: amistad, para construir juntos el futuro; sabiduría, para tomar decisiones mutuamente beneficiosas; ayuda, para cimentar relaciones duraderas; fe, para confiar en tu corazón y en tu autoestima; esperanza, para perseverar en esfuerzos que valen la pena; y amor, el propósito fundamental de todo esto».
Lorenzo Quinn.