Lorenzo Quinn
Italia, 1966
Lorenzo Quinn toma la anatomía humana como referencia, crea un mapa de emociones y de valores universales con un arte figurativo contemporáneo. Admirador de las obras de Auguste Rodin y de Miguel Ángel, su trabajo se inspira en referentes clásicos. Sus esculturas se definen por las formas armónicas y equilibradas con una gravedad excepcional y mensajes profundamente espirituales. El elemento más destacable de la obra de Quinn son las manos como conexión profunda con la identidad del individuo.
Quinn nació en la capital Italiana en mayo de 1966. Su infancia la pasó a caballo entre la belleza clásica de Roma y el cosmopolitismo de New York. Desde muy joven sintió fuertemente la llamada del arte por lo que practicó la técnica de la pintura. En 1989 se matriculó en la Academia Americana de Bellas Artes de New York, empezando así sus estudios de arte. Aunque su trayectoria como actor fue breve, Lorenzo Quinn encarnó al artista Salvador Dalí en el cine con el film Dalí (1991).
El conjunto de su obra lo constituyen piezas de gran elegancia, sutileza, ética moral… Muchas de ellas, de enormes dimensiones. Las calles de Doha, Shanghai, San Petersburgo, Nueva York, Singapur, Mónaco, Barcelona, India, Roma o de Londres se embellecen con su arte público lleno de luz. Esculturas que invitan a cuestionarte como persona individual y colectiva; mensajes de paz, de amor y, otras tantas, de denuncia. Esculturas tan enérgicas como Fuerza del amor, Si te caes te recogeré, Un mundo equilibrado, Stop playing, Esto no es un juego que reflejan la esencia de un mundo tan constructivo como autodestructor.