John Falter
Estados Unidos, 1910–1982
John Philip Falter fue, junto a Rockwell y Leyendecker, uno de los ilustradores más populares de los Estados Unidos. Su arte fue divulgado sobre todo por la revista, The Saturday Evening Post, que a menudo se encabezaba con uno de los dibujos de Falter.
El artista nace en Nebraska. De niño ya hacía talentosas caricaturas y tiras cómicas y muy pronto le conceden una beca para estudiar arte en Nueva York. Falter sólo duró en la ciudad un mes. Al pareder le aterrorizaban sus compañeros de estudios, que eran comunistas.
Era la época de la Gran Depresión, y lógicamente había numerosos comunistas en Estados Unidos, pero para un chico de pueblo como Falter eso parecía Rusia, así que decidió volverse y buscar un trabajo. Para un artista eran tiempos difíciles, sin embargo había una pequeña industria que estaba floreciendo: la literatura Pulp, con esos «libros baratos» de Lovecraft y Howard, que necesitaban dibujos atractivos en sus portadas. Falter era perfecto para el trabajo.
Y no le faltó trabajo. Ilustró como un loco y decidió abrir un estudio en Nueva York. Inspirado en Rockwell, imitó su estilo, pero lógicamente a su manera.
«Rockwell fue nuestra inspiración entonces. No lo conocí hasta años después. Oíamos que Rockwell había estado en la calle. Y todos saldríamos corriendo y lo buscaríamos. Si nos decían que él había mirado en un escaparate, mirábamos en el mismo escaparate tratando de absorber lo que él miraba por ósmosis». [1]
Pronto Falter fue también reclamado para hacer anuncios, carteles de reclutamiento y demás arte publicitario. En la publicidad estaba el dinero: Gulf Oil, el whisky Four Roses, Arrow Shirts y Pall Mall vendieron sus productos con dibujos de Falter, al estilo Mad Men.
Así, el trabajo de Falter apareció en las principales revistas nacionales y pudo empezar a dedicarse a la pintura de caballete. El Saturday Evening Post reclamó sus servicios y durante 25 años su arte apareció a menudo en la portada de la revista (Falter realizaría más de 120 portadas hasta que los editores cambiaron su formato de portada a fotografías).
Falter plasmaría un pedazo de América en cada portada, realista pero idealizado, siempre con algo de humor, a veces con cierta crítica. El mismo Norman Rockwell se adaptaría al estilo de Falter durante un tiempo, al que más tarde se refirió como su «Período Falter».
Su producción fue prodigiosamente extensa, con más de 5.000 pinturas.