Kalervo Palsa

Huugo Kalervo Palsa fue un artista finlandés que cultivó un estilo que algunos describieron —a falta de otra cosa más precisa— como un realismo fantástico. Su obra es una extraña mezcla de primitivismo, la pintura de Ensor o el Bosco, el cómic, el fanzine y el diario de un artista loco. Todo junto da lugar a un arte personalísimo, inclasificable, que lo hace muy atractivo.

Nacido en un pequeño pueblo de Laponia, sufrió la pobreza, aunque no le faltaba lectura, incluyendo libros de arte. Primero fotógrafo y escritor, poco a poco fue metiéndose en la pintura hasta que se puso a estudiar Bellas Artes en Helsinki y expone por primera vez en 1967.

Viajó por todo el mundo (Kofeiiniton kahvi, alcoholiton viina, pilluttomat naiset, mulkuttomat miehet. Sitä täällä on. Amerikassa«/»Café sin cafeína, licor sin alcohol, mujeres sin coños, hombres sin pollas. Eso es lo que hay aquí. En Estados Unidos.) e hizo algunas amistades pese a su excentricidad y timidez, pero siempre volvió a su pequeña casa en Kittilä, una cabaña solitaria. A Palsa se le atribuyó siempre fama de borracho (¡Un finlandés borracho! ¡Increíble…!). La gente se lo imaginaba embriagado, masturbándose en su cabaña y pintando furiosamente. Probablemente así era la cosa, o peor.

Porque Palsa pintaba gente masturbándose, escenas de homosexualidad, escenas sádicas, retrataba obsesivamente a la Muerte, necrofila, suicidio… El pintor utilizó muy diferentes técnicas y materiales, desde óleo a pintura doméstica, del cómic al lienzo. También sus referencias son variadas, de Strindberg a Robert Crumb. Puede gustar o no, puede tener o no calidad su pintura, pero si algo tiene Palsa es que supo retratar de alguna manera Finlandia, o al menos su lado más oscuro.

En vida no fue apreciado, exceptuando el mundo del arte finlandés más underground. Su pintura era poco menos que «porno y basura». Fue tras su muerte cuando su arte se empezó a apreciar. Murió solo en su cabaña, de una neumonía. Al fin lo visitó la muerte que tanto había retratado.