Leone Leoni
Italia, 1509–1590
Leone Leoni nació en Arezzo en el año 1509. Sus primeros pasos en el mundo del arte los dio como orfebre, bajo la protección del poeta Pietro Aretino, y rápidamente destacó como medallista de prestigio.
A lo largo de su vida supo compaginar su faceta de artista con la de matón. Su fuerte temperamento y su atracción por el conflicto lo llevaron a ser protagonista de numerosos episodios de violencia.
En el año 1540 tuvo un enfrentamiento con uno de los joyeros del Papa Pablo III, a quién dejó la cara totalmente desfigurada, y por lo que se le condenó a la amputación de su mano derecha, aunque la pena fue conmutada por la de remar en galeras durante un año. También contrató a un sicario para matar a uno de sus ayudantes que no quiso seguirle de Venecia a Milán, aunque el acontecimiento que más revuelo causó fue en el año 1559, cuando el escultor trató de asesinar al hijo de Tiziano. Sin ninguna duda, Leone Leoni era hombre al que le gustaba dialogar.
Habrá quién se pregunte como semejante desequilibrado y violento personaje logró convertirse en el escultor favorito de Carlos V, el soberano de medio mundo. La respuesta es sencilla: todo lo que tenía de psicópata lo tenía de excelente escultor. Entró a formar parte de la Corte en 1546, cuando Felipe II —entonces Príncipe Heredero— se llevó al escultor a Bruselas para presentárselo a su padre. En el año 1549 recibió el encargo de realizar un conjunto de retratos de Carlos V y de Isabel de Portugal, que le sirvieron como pasaporte para consolidarse como escultor del Emperador.
Sus obras, principalmente de bronce y mármol, nos hacen volver la vista atrás, hacia la escultura de la Roma Imperial. Aretino definió a Leoni como Scultore Cesareo.
Carlos V supo recompensar bien el talento de Leoni, al que dio una pensión vitalicia, el título de caballero y una casa en Milán, la Casa degli Omenoni.
Durante prácticamente toda su vida como escultor del Rey, Leone contó con la inestimable ayuda de su hijo Pompeo. El estilo escultórico de Pompeo fue prácticamente idéntico al de Leone, hasta el punto que es muy complicado distinguirlo del de su progenitor. En la etapa final de su vida, delegó los trabajos para los los monarcas españoles en su hijo (que realizará obras como los grupos escultóricos de Carlos V y Felipe II de El Escorial), mientras que él se dedicó a lo que se consideran sus obras menores en Italia.
Leone Leoni murió en Milán en 1590. Un hombre peligroso, iracundo y violento, que fue a su vez uno de los mejores escultores del final del Renacimiento.