Tintoretto
Italia, 1518–1594
Hasta que no se ha visto a Tintoretto, no se sabe lo que la pintura es capaz de hacer.
Virginia Woolf
Jacopo Comin, o como todos conocemos, Tintoretto, fue el gran representante de la escuela veneciana durante el manierismo, ese periodo demasiado barroco para ser renacentista, y demasiado renacentista para ser barroco. Con sus cuadros llenos de energía, y una especial maestría en cuanto a perspectiva e iluminación, Tintoretto es considerado unánimemente el precursor del arte barroco.
Veneciano hasta las cachas (nació y murió en esta ciudad), Tintoretto tenía 20 hermanos (!). Hijos todos de un tintorero, de ahí le viene el nombre (Tintoretto, pequeño tintorero). El niño empezó a pintar antes de hablar, y donde más pintaba era en las paredes del establecimiento de su padre, por lo que a los 16 años se lo llevó a un taller para ver si podía explotar esta inclinación.
Su maestro fue nada menos que Tiziano, y de él aprendió sobre todo a utilizar el color. Por alguna razón su maestro renegaría de él en el futuro (dicen las malas lenguas que quizás estaba intimidado por que el discípulo había superado al maestro) pero Tintoretto no aprendería de nadie más. Cuando se separaron, estudió por cuenta propia con celo laborioso, viviendo prácticamente en la miseria durante unos años.
Aunque tendría otro ídolo: Miguel Ángel. De él tomaría los estudios de anatomía de sus dibujos y esculturas, aunque también practicaría con cadáveres de las escuelas de medicina.
Sabemos que no aceptaba a nadie en su taller (quizás algún asistente, entre ellos dos de sus hijos) y desde luego no permitía que ningún pintor lo viera trabajar. En la habitación más apartada de su casa pintaba día y noche escenas religiosas y mitológicas.
Al parecer Tintoretto debía ser bastante subnormal en lo social. Su esposa le obligaba a vestir bien (si llovía intentaba que se pusiera abrigo, a lo que él se resistía) y le contaba el dinero, ya que las pocas veces que salía, el artista volvía a casa con los bolsillos vacíos. Según él se lo gastaba en ayudas a los pobres o a los prisioneros.
El pintor no salía de Venecia casi nunca. Hombre del renacimiento, sabemos que además de pintar tocaba el laúd, era luthier y también un poco ingeniero, inventando artilugios de lo más excéntrico.
Tintoretto murió de peste el 31 de mayo de 1594. Tenía 75 años y había pintado más de 300 obras.