San Jorge y el dragón
El primer cuento de hadas.
Un dragón hace su nido en la única fuente que provee agua para la ciudad de Capadocia, y así empieza la leyenda de San Jorge: para mantener al dragón manso, los habitantes tenían que realizar sacrificios de animales para alimentarlo, hasta que las bestias dejan de ser suficiente y se ven obligados a llevarle hombres y mujeres, que son elegidos al azar. Un aciago día la mujer elegida no es otra que la hija del rey, y justo en ese momento aparece San Jorge, con el poder dado por Dios, que derrota al dragón y rescata a la princesa. De la sangre derramada del dragón brota una rosa roja, que es la que regalamos en las fiestas de Sant Jordi. Los aldeanos, agradecidos, se convierten al cristianismo.
Por esto a la leyenda de San Jorge se la considera el «primer cuento de hadas», aunque venga en realidad de la Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine. Santos como Jorge o Miguel son en realidad la representación de una idea: la del bien venciendo al mal. Por exigencias del guión, estos personajes tienen una simbología muy parecida para que se les pueda reconocer, por ejemplo, el caballo blanco. ¿De qué color es el de Santiago?
Precisamente el color es una pieza más del puzzle: a los personajes buenos se les representa con colores cálidos (el rojo de la capa del héroe y el manto de la princesa) y a los malos, con colores fríos (el verde grisáceo del dragón).
Tintoretto nos está contando la historia con las miradas: la princesa mira al dragón, el dragón mira a San Jorge. El esquema de líneas diagonales da dinamismo a la historia, pero es que además funciona muy bien para dar profundidad a la obra. Por algo le llamaban «el Furioso».
El artista busca representar historias que se han contado mil veces de una forma nueva. Sólo hay que compararla con otras versiones de la leyenda, como la de Rubens o Rafael Sanzio. Tintoretto se decanta por poner a la princesa que huye en primer plano, y al héroe luchando, al fondo. En obras como esta, Tintoretto ya nos está avisando de que planea cambiar el mundo de la pintura, empezando a usar colores y formas poco naturales, que luego se explorarán en mayor profundidad con pinturas como El hallazgo de los restos de San Marcos, realizada sólo dos años más tarde.
Para acabar, una incógnita: ¿quién es o qué representa el cadáver con un manto azul en el centro de la composición? Las fuentes discrepan. Es uno de los sacrificados que el dragón se va a comer, y según el análisis del color, en el que los colores fríos se asocian al mal, se podría interpretar como los hombres que se han dado al pecado.