San Marcos liberando al esclavo
El arte del aturdimiento.
Una obra magistral de este genio de la pintura veneciana, que aquí se saca la chorra para mostrar su virtuosismo.
Tintoretto busca ser espectacular, sin importarle demasiado que la obra quede teatral, excesiva, dramática y forzada. Así es que abusa de poses delirantes, escorzos disparatados y perspectivas descabelladas. Efectismo, dirían algunos, aunque aquí eso no tiene nada de negativo.
El artista narra una escena de la vida del patrón de su ciudad, san Marcos, que según la tradición salvó a un tío que iba a ser castigado por venerar sus reliquias. Al pobre hombre le iban a romper los huesos, partirle la boca y dejarlo ciego, pero justo apareció san Marcos, que como vemos aquí, aparece de lo alto con un mega-escorzo para destruir las herramientas de tortura y aturdiendo a la multitud.
Tintoretto llena la escena de gente aturdida. No dan crédito ante tal milagro y se agitan, se retuercen y se marean. Todo, claro está, con el típico uso del color veneciano (yuxtaposiciones que crean profundidad, brillantez…)
Tintoretto tenía 30 años y triunfó al fin con esta obra. Antes se le decía continuamente que su pincelada era demasiado apresurada y que las obras parecían inacabadas, y puede que sea cierto, pero aquí Tintoretto hace de ello una virtud y con esta y posteriores obras cambia el curso de la pintura en Venecia, y por extensión del mundo, allanando el camino para el inminente Barroco.