Rosso Fiorentino
Italia, 1494–1540
Giovanni Battista di Jacopo, llamado por todo el mundo Rosso Fiorentino por su color de pelo rojo, fue un pintor del renacimiento toscano que ayudó a iniciar de alguna manera lo que conocemos como arte manierista.
Como Pontormo, que fue alumno también junto a Rosso en el mismo taller, iniciarían su pequeña y lenta revolución artística que culminaría con el manierismo, la antesala del barroco. Rosso podría casi considerarse un pre-barroco que utilizó colores intensos para expresar mejor su arte.
Alumno muy educado, muy culto, aunque rebelde, Fiorentino rápidamente se rebela contra el excesivo clasicismo que había en el renacimiento. Le molaba, eso sí, Miguel Ángel, en el que se inspiraría toda su vida.
Viajó por Italia, trabajando en lo que le encargaban y dejando muy buena impresión, pero acabó en Francia, donde trabajó para Francisco I dirigiendo las obras decorativas en el Castillo de Fontainebleau e integrando la 1ª escuela homónima.
Como podemos comprobar en su obra, a Rosso Fiorentino le gustaba el drama, el pathos, la violencia, el movimiento la convulsión… Muy alejado de la armonía y la calma del clasicismo renacentista, en su obra se respira el frenesí y el alboroto que vendría unas décadas después.
Quizás por ello, y según Vasari, se acabaría suicidando, al parecer por unas deudas.