Giorgio Vasari
Italia, 1511–1574
Escritor, pintor, arquitecto… Vasari fue un culo inquieto al que aún hoy en día valoramos y tenemos (normalmente) gran estima.
Nació en Arezzo, e inició su formación artística a muy temprana edad, convirtiéndose en alumno de un célebre pintor de vidrieras en su ciudad natal: Guglielmo da Marsiglia. Cuando cumplió dieciséis, se marchó a Florencia, el lugar súmmum del arte renacentista.
Allí, tuvo la enorme suerte de conocer a Miguel Ángel (de pura casualidad, pues estaba a punto de marcharse a Roma, ya que el Papa Julio II requería de sus servicios). Como es normal, Vasari quedó totalmente impresionado con el gran genio, y la maniera de Miguel Ángel influiría por siempre en él y en su obra.
Años después, Vasari también se marchó a Roma, donde vio y estudió obras de otros grandes como Rafael.
El artista contó con una posición cómoda y privilegiada durante toda su vida, trabajaba y viajaba de aquí y allá, moviéndose por toda Italia: Nápoles, Roma, Milán…recibió con regularidad encargos de la familia Médici, que manejaron el cotarro en Florencia durante muchos años.
Más que por su obra arquitectónica o pictórica, la figura de Vasari ha trascendido por su faceta de escritor, siendo el iniciador del género biográfico de artistas.
Su obra Le vite de’ più eccellenti pittori, scultori e architettori es aún en la actualidad una valiosísima fuente (creedme, a los estudiantes de Historia del Arte nos mencionan a Vasari día sí y día también).
A veces, Vasari se dejaba llevar por su lado más imaginativo, y se inventaba leyendas (algunas incluso hilarantes) de los artistas sobre los que escribía. Y aunque ahora sabemos que muchas de ellas no son ciertas, sigue siendo notable todo lo que este artista ha aportado acerca de sus contemporáneos.
Antes de entrar en materia con los diferentes artistas, encontramos un interesante prólogo, en el que Vasari reflexiona sobre el Renacimiento, y lo divide en tres etapas.
La primera la asocia con artistas como Giotto, que van evolucionando pero aún no dominan la perspectiva. Seguidamente, hay un cambio relevante, donde los artistas consiguen imitar el arte de la antigüedad, gracias a Brunelleschi se mejora en la perspectiva… sin embargo aún falta experiencia (artistas como Masaccio). Y por último, Vasari cree que con Miguel Ángel se llega a la perfección, se superan todas las problemáticas importantes.
Sus biografías marcan un antes y un después en el mundo del arte, y a veces se le considera el primer historiador del arte.
Es discutible, puesto que Vasari no fue como Winckelmann, que ya era también un investigador, pero podemos considerarlo como un introductor o precursor de la Historia del Arte, y la curiosidad de conocer al artista detrás de la obra.