La batalla de Marciano
Cerca trova.
Encontramos este fresco en el imponente Salón de los Quinientos (también conocido como el Salón del Gran Consejo) del Palazzo Vecchio de Florencia.
Se construyó en 1495, en plena restauración de la república florentina tras expulsar de la ciudad a la familia Médici, pues el pueblo estaba ya cansado de la tiranía y el poder de estos, a los que había rendirles cuentas de todo lo que sucediera en Florencia.
Este lugar debía ser un Gran Salón, ya que tenía la función de acoger a 500 miembros, principalmente los representantes de los diferentes gremios de la ciudad, que se reunían allí y organizaban asambleas para tratar todo tipo de asuntos.
Una vez concluyó la construcción del Salón, pensaron que lo adecuado era decorar el espacio con unos frescos en los que aparecieran representadas las victorias militares de la República Florentina, era la mejor manera de conmemorar ese espacio.
Decidieron encargar el trabajo a los artistas más reputados que se encontraban en aquel momento en Florencia: Miguel Ángel y Leonardo da Vinci. Al primero le encomendaron representar la Batalla de Cascina, en la que se enfrentaron florentinos contra pisanos (y evidentemente Florencia fue la ganadora). Al segundo le encargaron la Batalla de Anghiari, en la que los florentinos vencieron a los milaneses.
Lamentablemente, ninguno de estos frescos fue terminado. Diferentes circunstancias afectaron a los dos artistas y no pudieron finalizar los encargos. A Miguel Ángel le surgieron mejores proyectos fuera de Florencia y se dio el piro (sólo preparó el dibujo preparatorio, actualmente destruido).
En el caso de Leonardo, supuestamente sí realizó el cartón y la obra final (pero hoy en día no se ha conservado, sólo ha quedado una copia de detalle que realizó Rubens). Vasari dijo que el fresco decisivo fue un desastre, porque Leonardo experimentó con una técnica poco adecuada para el fresco. En todo caso, si realmente existió la obra de Leonardo, podrían haber colgado directamente el cartón en la pared.
Y aquí es cuando Vasari entra en escena.
Unos años después, los Médici, pesados e incansables, regresaron a Florencia para quedarse, como si no hubiera pasado nada. Se apropiaron del Palazzo Vecchio, y Cosimo de Médici convirtió la Sala de los Quinientos en su sala de audiencias personal. Contrató a Vasari para realizar otras pinturas, que contaran su vida y batallas (nada egocéntrico, como podéis ver…).
Y Vasari representa aquí la Batalla de Marciano, en la que Cosimo de Médici absorbió al último rival de Florencia en La Toscana: la República de Siena.
Como amante del arte y admirador de Leonardo, se ha creído que Vasari escondió detrás de su obra la que realizó el anterior artista, para que no se perdiera ni destruyera. Tal vez por eso, dejó una pequeña pista en una de las banderas del fresco, las palabras CERCA TROVA («Si buscas, hallarás»). Es uno de los muchos enigmas que encontramos en el mundo del arte.
Por último, añadir que si os gustaría fantasear más con esta fascinante teoría, podéis leer la novela Inferno de Dan Brown, una aventura más del ficticio profesor Robert Langdon.