Pontormo
Italia, 1499–1556
Jacopo Carrucci fue llamado Pontormo pues ese era el pequeño lugar donde nació en la Toscana, muy cerca de Florencia, donde desarrollaría su innovador estilo artístico. Un tipo neurótico, solitario, como tantos otros grandes genios, que gustaba de trabajar sin nadie alrededor.
Pontormo se quedó huérfano a los 11 años y sólo le quedó una cosa: un prodigioso talento. Su carrera artística empezó fuerte: discípulo de artistas como Piero di Cosimo o Leonardo, que vieron en él el suficiente potencial como para dedicarle su tiempo. Pontormo fue aprendiendo y medrando hasta convertirse en el principal artista del manierismo florentino, apoyado —como no— por el patrocinio de los Médici.
Dos fueron sus influencias: una, Miguel Ángel y otra, los pintores nórdicos. Con estas referencias siempre presentes, Pontormo desarrolló un estilo totalmente original en el que se ve una clara reacción contra el clasicismo. Su estilo era experimental, arriesgado y audaz. Pontormo siempre veía las cosas desde otras perspectivas.
Esta personalidad también se observa en su vida privada, de la que se saben bastantes datos gracias al cotilla de Vasari. Por ejemplo su famosa casa, tan extravagante como el propio Pontormo. Teniendo su habitación en un piso de arriba por la que se accedía por una escalera, el artista la retiraba cuando llegaba para que nadie subiera. Quería soledad y que le dejaran en paz. Que le dejaran vestir con los harapos mugrientos que le gustaban. No iba nunca a fiestas para escapar de las multitudes. Tenía probablemente agorafobia.
Se sabe que de un día para otro tenía comportamientos incomprensibles, como rechazar trabajar para nobles que le pagaban una fortuna mientras que podía llegar a aceptar unas monedas de cualquier pordiosero, o quedarse horas ante el lienzo pensando, sin mover un músculo y retirarse sin haber dado una sola pincelada.
Unos comportamientos que probablemente tengan raíces clínicas, pero que en la época se consideraron sencillamente rarezas. Esta actitud, que toda Florencia conocía, ayudó a forjar la imagen del artista que tenemos hoy en día. Todos sabemos que al artista se le permiten ciertas rarezas.
En definitiva, un genio. Sólo hay que ver algunos ejemplos de su obra para darse cuenta.