Descendimiento
Las excentricidades de este artista anticipan el barroco.
Pontormo es uno de los grandes desconocidos de la historia del arte. Y eso que creó obras tan espectaculares como este Descendimiento que introdujo el Manierismo en pleno renacimiento.
El artista era un niño prodigio que se convirtió en uno de los pintores con más talento de su época. Eso sí, al parecer era un tipo bastante raro: neurótico, sucio, solitario, agorafóbico… No le gustaba que nadie lo viese pintar, por lo que los tres años que se tiró pintando esta maravilla lo hizo en la más absoluta soledad. Por cierto, ahí aparece representado en su autorretrato a la derecha, el menos etéreo de esos seres que parecen flotar alrededor del cadáver de Jesucristo.
El descendimiento es un retablo de más de tres metros de altura e impresiona ver a este grupo de figuras de formas duramente modeladas y unidas por una línea serpentinata. Un dinamismo que anuncia lo que vendría un siglo después.
Pero sobre todo impresiona el uso del color de Pontormo: azules claros, rosas pálidos e intensos, verdes, bermellones… todos en armonioso contraste unos con otros para conseguir este colorido transparente y modulado. A diferencia de ese fondo que perdió todo el color (apenas una nube solitaria y un terreno con una sábana arrugada) las figuras brillan en colores intensos que envuelven al pálido y débil Cristo.
¡Y esa luz…! Qué iluminación tan prodigiosa sobre los rostros de los personajes… No me digáis que Pontormo no merece aparecer con letras de oro en la historia del arte.