Lita Cabellut
España, 1961
Lita Cabellut es actualmente una de las artistas españolas más cotizadas a nivel internacional. O eso dicen… Que vino de la nada y ahora lo es todo. El sueño Americano en Europa.
Con una historia tan truculenta que parece ficción, los «biógrafos» de Cabellut nos hablan de su raza gitana, de dislexia, de su madre prostituta, de abandono, de indigencia en las calles de Barcelona hasta los 12 años, de orfandad, de que una familia la adoptó y la salvo, descubriendo así el arte… Puro Dickens.
Sea más o menos verdad este pasado, Cabellut es hoy una artista muy cotizada (según la cutrísima web ArtPrice), aunque quizás no tanto como nos lo han querido vender. Nadie niega su éxito popular, basado en una pintura «entendible».
Según ella, a los 13 años tuvo la suerte de ser adoptada por una familia adinerada. Su analfabetismo y dislexia fueron convenientemente tratados y descubrió su vocación artística al entrar en el Museo del Prado. Allí conoció a los maestros que marcarían su obra, sobre todo al Goya más oscuro, con el que se sintió plenamente identificada. Con el tiempo, sería aceptada en una escuela de arte en Holanda, donde se estableció definitivamente y también conoció a otras de sus grandes influencias, sobre todo el barroco holandés.
Sus cuadros, casi todos retratos, muestran de manera fotográfica a prostitutas, proxenetas o vagabundos. También pinta a referentes de su obra como Frida Kahlo o Coco Chanel, mujeres sofisticadas pero con biografías tan desgarradoras como la suya. Se ve esto también en las grietas de casi todos sus lienzos, que quizás simbolizan sufrimiento, o quizás.
Son los suyos retratos fotorrealistas que mezclan a Rembrandt con Bacon o Tàpies.