Meret Oppenheim
Suíza, 1913–1985
Meret Oppenheim fue una de las grandes figuras del surrealismo. Su sentido del humor, gran personalidad y el hecho de que trabajó con materiales de uso cotidiano hacen de ella, como dijo Salvador Dalí, «una artista importantísima». Oppenheim gozó de gran reconocimiento en los círculos surrealistas parisinos
Alemana de nacimiento, con 16 años empieza a estudiar pintura y con 19 años se traslada al París surrealista. Ahí conoce a todo el mundo. Alberto Giacometti y Jean Arp la invitan a participar en la exposición surrealista del Salon des surindépendants, donde conoció al núcleo duro del movimiento. Sobre todo a Man Ray, con el que trabajará como modelo de sus fotografías más conocidas.
A mediados de los años 30 realiza su gran obra: «Juego de desayuno de piel» que hoy es considerado uno de los objetos más populares del surrealismo.
Su arte tiene un enorme poder discursivo, sobre todo al dotar de nuevas connotaciones significativas a piezas del día a día. Siempre experimental e incoformista, encarnó en su vida y obra el ideal surrealista, pleno de elementos oníricos sin enmarcarse en estilos artísticos o géneros concretos
Mitos y sueños, fuentes literarias, el psicoanálisis de Jung, los roles de género, los estereotipos sociales… Todo se mezcla de forma extrañamente eficaz en su obra, que incorpora desde objetos mágicos a diseños textiles.