Philip Otto Runge
Alemania, 1777–1810
Philip Otto Runge fue, después de Friedrich, el pintor (y dibujante) más importante del Romanticismo alemán. Tan romántico que es casi un cliché: muy intensito, murió joven (33 años) y de tuberculosis, dejando cuadros que hasta rozan en algunos casos el naif.
Nacido en una familia burguesa, Runge leyó poesía hasta freirse los sesos. Tras esto sólo quedaba una opción: el arte. Philip Otto decidió dar clases de pintura y ahí se juntó con otros jóvenes pre-románticos entre los que también estaba Caspar David Friedrich. En 1803 se fue a Hamburgo, donde empezó a vivir y a crear intentando expresar la belleza de la armonía que según él había en el universo.
Estudió el color inspirado por Goethe, y así dejó quizás su obra más famosa, entre la teoría y la práctica, su Esfera de color, en la que —muy ambiciosamente— intenta crear un esquema tridimensional para organizar todos los colores del puto universo de acuerdo a su tono, brillantez, y saturación.
El muy romántico también se dedicó a la poesía, y de hecho era uno de esos artista que empezaba a haber en la época que pretendían un «arte total», donde la belleza se fusionara en música, pintura, arquitectura… Ciencias y artes, letras y números entrelazados armónicamente para entender mejor el universo.