Pierre Puvis de Chavannes
Francia, 1824–1898
Pierre Cécile Puvis de Chavannes es el más clásico de los simbolistas. Su arte coincide con el de los impresionistas, pero nada tendrá que ver con estos pues presenta en su obra una simplicidad y hasta un cierto academicismo que la hace todavía más desconcertante y hermosa.
Nacido en Lyon, decidió dedicarse por completo a la pintura tras conocer y estudiar a fondo las obras de maestros como Eugène Delacroix. Tras una estancia en Italia, decidió su destino ya era claro: el arte sería su vida.
Puvis de Chavannes le dio un impulso al muralismo y decoró varias paredes que le dieron fama y éxito, no sólo en Francia, sino también en el resto de Europa y los Estados Unidos, donde se puede ver su obra en algunos edificios públicos. De hecho, muchos de sus óleos parecen frescos
Aunque por supuesto, su inclasificable arte recibió críticas, muchas de ellas por parte de algunos impresionistas rencorosos que envidiaban que un freak como él lograra el éxito. Otros como Gauguin y el grupo de los Nabis, por el contrario admiraron su obra por estar llena de fantasía y por usar el color como le daba la gana. La libertad era muy importante para Puvis de Chavannes y eso de simplificar tanto el dibujo y aplicar el color sobre grandes superficies con un mismo tono era algo profético del arte del futuro.
Para su temática Puvis de Chavannes se inspiró, como buen simbolista, en la mitología, la historia y la literatura y en sus obras se respira una extraña calma y quietud, un silencio agradable. Son como sueños, como visiones, como imágenes que se nos aparecen más allá del tiempo y el espacio.
Sus figuras tienen un aspecto atemporal, de un cierto primitivismo que nos puede recordar a antiguas culturas mediterráneas, y sabiendo que son alegorías, se traducen en imágenes arquetípicas que multiplican el efecto casi mágico de su pintura.