Jóvenes al borde del mar
Una imagen de gran serenidad.
Lo más académico y a la vez lo más innovador. Así era el increíble arte del gran Pierre Puvis de Chavannes, uno de esos simbolistas franceses, una gente de lo más intensito, que sin embargo dio numerosos ejemplos de excelente pintura al margen de poses y postureos.
Las jóvenes al borde del mar es un ejemplo perfecto del arte que hacía este barbudo: composiciones sencillas, poca profundidad, sintetismo, dibujos esquematizados y escaso (o nulo) modelado, colores apagados y “pobres”, acabados mates… Y milagrosamente en conjunto se consigue un arte riquísimo, complejo, sincero, emocionante, universal…
La crítica de la época se le echó encima, por supuesto, pero ¿a quién le importaba lo que pensaran una pandilla de viejos pagados por periódicos burgueses…? Lo importante era lo que pensaban los jóvenes artistas, y ahí Puvis de Chavannes si era valorado. Sus contemporáneos le tenían en la mayor de las estimas, desde los Nabis a Gauguin, o su modelo y amante Suzanne Valadon, y posteriormente jóvenes de la vanguardia como Picasso o Matisse lo considerarían uno de sus pintores de cabecera.
Muchos quieren ver en las tres figuras a la misma mujer, otros ven símbolos de lo más variado. Al fin y al cabo Puvis de Chavannes era simbolista, y siéndolo, es lógico que le encantara la poesía. Porque este cuadro supura poesía. Una poesía serena, melancólica y hermosa. De esas que casi da igual lo que signifique.