Roberto Matta
Chile, 1911–2002
¿Es el arte una representación de la realidad? ¿Una forma de acceder a ella? ¿O la realidad misma? Son algunas preguntas que nos evoca el trabajo plástico de Roberto Matta. Considerado uno de los grandes artistas chilenos del Siglo XX, último representante del movimiento surrealista y pieza clave para entender el expresionismo abstracto norteamericano.
Roberto Matta nació el 11.11.11 cifra que se vuelve cabalística y repite a lo largo de su carrera. Estudió arquitectura en la Universidad Católica de Chile, donde destacó por su habilidad en el dibujo. Preocupado por perfeccionar esta técnica decidió asistir a los talleres libres en la Escuela de Bellas Artes, es alumno de Hernán Gazmuri y no por casualidad, ya que el pintor había llegado recientemente de Europa, en donde se especializó en geometría y dibujo.
Matta por su parte, estaba interesado en la composición abstracta, para superar la tendencia de la Beaux Arts que aún persistía en la escuela chilena. Tras terminar sus estudios, viajó a París a continuar con su formación de arquitecto en el taller de Le Corbusier, uno de los más importantes exponentes de la arquitectura moderna.
Durante su estadía en París conoce al artista británico Gordon Onslow Ford y juntos se animan a pintar un arte nuevo, basado en el automatismo psíquico y guiado por la intuición poética. Matta se inspira en su mundo interior, trasciende los sentidos y descubre relaciones invisibles entre los objetos. En sus primeras pinturas se reconocen formas orgánicas inspiradas en la botánica. En 1938, le presentan a André Breton y, a quien le bastó ver cuatro de sus dibujos para incorporarlo inmediatamente al movimiento surrealista.
La obra visual de Roberto Matta comienza con una serie de cambios formales con respecto a la tradición pictórica. Elimina el punto de fuga, la línea de horizonte y los esquemas que dan cuenta la ficción de espacialidad. Con esto, sus pinturas se vuelven un espacio sin fin. Además, interesado en indagar sobre el mundo interior del Hombre, inventó el neologismo sersaje que significa «paisaje del ser», una especie de cartografía de la realidad humana que contempla sus anhelos y contradicciones.
El arte de Matta nos invita a un lugar de reflexión, paisajes internos de preocupaciones metafísicas que nos llama a la búsqueda infinita de la realidad a través del lienzo.